¿Orden con hijos? Keep calm y tómate un bizcocho…

¡Buenas tardes, queridos!

Tal y como os comenté el pasado fin de semana, aquí estamos en la mochila con una receta de producto de temporada, rica y sencilla –como a nosotros nos gusta, vaya-. Y mientras os escribo esto, no dejo de pensar en la mochila, que también podría llamarse leonera, y en la cantidad de trastos que hemos ido acumulando durante este último mes, bien por falta de tiempo, bien por falta de energía.

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La verdad es que no llego. No es una queja ¿eh?, me encanta el trabajo, y tengo unas compañeras que son lo mejor del mundo mundial.  Pero, el horario del trabajo hace que todos estemos muy cansados por la tarde, y más cuando se acerca el fin de semana (nos levantamos una hora antes, numeritos incluidos), y el orden brilla por su ausencia. Sumaremos el hecho de que hemos mejorado el interior de algunos armarios… y eso quiere decir ¡todo fuera!

Así que, queridos, ante esta temporada de caos mochileril, calma y algún capricho de vez en cuando. ¡Y si es un poco dulce –más apetecible para los niños- mejor!

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BIZCOCHO DE NARANJA

Mirad queridos, hasta ahora todas las recetas con naranja o limón que había encontrado por ahí se “limitaban” a usar zumo y como mucho añadían ralladura. Y ya está. ¿Y la pulpa? Pues a la basura.

Yo soy de la opinión de que la fruta, cuanto más entera mejor, y quería preparar algún postre que incluyera la naranja entera (bueno, cualquier cítrico). ¡Y lo encontré! Es una receta de un grupo de cocina de Facebook, que se llama “Cuina valenciana” (¡gracias!) y tiene todo lo que pedía: fruta entera, medidas sencillas –a vasos, sin calentarnos la cabeza-, y una cantidad de azúcar que se puede reducir o modificar. ¿Os animáis a probar?

INGREDIENTES:

4 huevos (separar claras y yemas)

3 naranjas medianas (que estén en su punto, bien dulcecitas)

2 vasos de harina

1 ½ vaso de azúcar (o el endulzante que uséis)

1 vaso de aceite de girasol (¡importante, con el de oliva queda un sabor demasiado intenso!)

1 sobre de levadura química

ELABORACIÓN:

Batimos las claras a punto de nieve con un poco del azúcar y reservamos (en frío mejor).

Pelamos las naranjas y las trituramos con la batidora, tal cual. Queda un puré líquido. Como opción, antes de pelarlas podemos rallar un poco de la piel para añadirla al bizcocho y potenciar el sabor a naranja.

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En un bol grande (os lo digo porque la mezcla sube bastante), batimos bien las yemas con el resto de azúcar y vamos añadiendo todos los ingredientes, mezclando bien, dejando en último lugar las claras a punto de nieve (recordad, queridos, las claras siempre con movimientos envolventes para que  no pierdan aire).

(Mirad la última foto, queridos, ¡casi se sale la masa del bol! 😉  )

Engrasamos un molde con un poco de aceite, añadimos la mezcla y horneamos a 180 grados –horno precalentado- durante 45-60 minutos. Cubrid los primeros 30 minutos con papel de aluminio por si acaso, queridos, para que no se tueste mucho…

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Sólo queda dejar enfriar, desmoldar ¡y a comer!

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Fijaos en el resultado final, queda jugosito por la fruta, se nota todo su dulzor y sabor, y también es esponjoso…  A nosotros nos ha encantado, de hecho, este fin de semana repetiremos, con una cobertura de chocolate negro, para hacerlo un poco más especial (número dos cumple 6 añazos, y le pierde el chocolate, así que le daremos gusto).

Queridos, de momento nada más. Estamos preparando una nueva entrada sobre el método Konmari (¿os acordáis del doblado de ropa vertical?) y de algunas modificaciones del método para aplicar a leoneras con hijos, ¡y mamás trabajadoras!

Disfrutad del fin de semana, y gracias por visitar la mochila. ¡Besos!

 

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